miércoles, 14 de febrero de 2024

Se cumple el aniversario 112 del nacimiento del Coronel Federico Gentiluomo.

 



Resulta difícil escribir en forma resumida sobre una personalidad de las dimensiones del Coronel Gentiluomo sin correr el peligro de incurrir en error. Para hacer justicia a sus valores morales, espirituales, intelectuales y humanos, habría que empeñarse en una ardua tarea de largo alcance; habría que estudiarlo a fondo en sus múltiples manifestaciones para elaborar un trabajo meditado y exacto que pusiera de relieve cuanto este hombre extraordinario fue, realizó y significó.


Este trabajo no aspira a otra cosa que a mostrar al lector una breve reseña de la vida de este gran idealista y a poner de manifiesto algunos de los hechos y producciones más salientes de su agitada y fecunda existencia.


Nace el 14 de febrero de 1912 en la ciudad de Buenos Aires. A los dieciséis años abraza la carrera de las armas, ingresando en el Colegio Militar de la Nación. En 1932 egresa con el grado de subteniente de infantería. Desde entonces fue jalonando una brillante carrera militar, a la par que cultivaba su espíritu, con tesón infatigable, preparándose para su futura acción en el campo de las ciencias y las artes.


Los vaivenes de su profesión lo llevan a recorrer el país en todas sus dimensiones. Ello le permite tomar contacto con el pueblo y, con su fina sensibilidad, comprende y hace suyas todas las inquietudes, aspiraciones, necesidades, y así, sin darse cuenta, va formando una sólida y profunda conciencia nacional y popular.


Su primer destino es el Regimiento de Infantería 9, en Corrientes, donde crea una agrupación juvenil de carácter social y cultural con objeto de promover el acercamiento entre civiles y militares. Tiene entonces 21 años. En 1935 pasa a Campo de Mayo, Escuela de Infantería. Al año siguiente, con el grado de teniente, es destinado al Regimiento 15 de Infantería; entonces conoció a la mujer que habría de ser la compañera de su vida. En 1937 pasa al Regimiento de Infantería, de La Plata, donde crea la Compañía de Aspirantes a Oficiales de Reserva, de la cual fue el primer Oficial Instructor. Destinos sucesivos: Regimiento de Infantería 19, en Tucumán, como teniente primero (1940); Batallón de Arsenales, en Rosario (1941); Regimiento 3 de Infantería, en Buenos Aires (1942); en 1943 ingresa en la Escuela Superior de Guerra; a mediados de año pasa al Comando de la Tercera Región Militar. Ya con el grado de capitán, regresa, a fines del mismo año, a la Escuela Superior de Guerra, donde permanece hasta 1946, en que es destinado al Primer Destacamento Motorizado Escuela. En 1948, ya con el grado de mayor, pasa a la Agrupación de Montaña Cuyo y es destinado, sucesivamente, a Mendoza y Uspallata. En 1949 pasa al Comando de la Quinta Región Militar, en Tucumán, y luego retorna al Regimiento 19 de Infantería como Jefe del Primer Batallón. A fines de 1950, es trasladado nuevamente al Comando de la Quinta Región Militar con el grado de teniente coronel. En noviembre de 1951 es destinado a la Dirección General de Propaganda del Ejército, que, por iniciativa suya, es convertida en Dirección General de Difusión. Y llegamos así al ocaso de su carrera militar, ya que en las postrimerías de 1954 es destinado a la Dirección de Obra Social del Ejército, con el grado de coronel; en 1955, luego de la Revolución Libertadora, el 21 de setiembre solicita su retiro voluntario del servicio activo, por no estar de acuerdo con los postulados de la revolución instaurada y con la posición adoptada por el Ejército.


Durante todos sus años de actividad en la Institución realizó numerosos aportes profesionales; y su producción intelectual fue aún más intensa. En 1944 presenta en los Juegos Florales de la ciudad de Tucumán un trabajo titulado "Génesis de la creación del Virreinato del Río de la Plata", que le valió el primer premio. En 1948 dicta un ciclo de conferencias en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza y en el Centro de Residentes Mendocinos en la ciudad de Buenos Aires, sobre la participación de Mendoza en la gesta sanmartiniana. En ese mismo año dona a la Agrupación de Montaña Cuyo un busto de San Martín esculpido por él. En 1949 funda en Tucumán el Instituto Belgraniano Tucumano, del cual fue primer presidente, cargo que posteriormente se le acordó en carácter de honorado y perpetuo. Al año siguiente edita su primer libro, "San Martín y las provincias de Cuyo, precursor de la Nación en Armas", con el cual obtiene el primer premio y mención especial en el Congreso Nacional de Historia del Libertador, en Mendoza. A dicho congreso concurre en representación de las Fuerzas Armadas y presenta los trabajos siguientes: "San Martín ante la posteridad" y "Los planes de las operaciones del General San Martín", trabajo éste que se hace merecedor del primer premio. En el mismo año crea la Federación de Esgrima Femenina y es designado presidente de los Boy-Scouts de Tucumán. En 1951, alentado por el éxito obtenido con su primer libro, edita "Necochea el General Romántico" y paralelamente publica en Tucumán la revista "Ciudadela", órgano de difusión del Instituto Belgraniano Tucumano, y logra que el gobierno de la provincia apruebe y oficialice la instauración de la Semana Belgraniana.


Su permanente inquietud lo lleva a publicar la revista "Estampas del Norte", que refleja la vida y costumbres tradicionales del Norte argentino; y realiza un ciclo de audiciones radiofónicas sobre hechos históricos, de 1949 a 1951, en Tucumán. En 1952, ya en Buenos Aires, comienza a preparar una serie de estudios sobre figuras de nuestra historia. Paralelamente pone en el aire un ciclo de audiciones radiofónicas sobre temas históricos, que se extendieron hasta 1955, año en que es nombrado profesor del Colegio Militar de la Nación en las materias de Táctica e Historia Militar y designado asesor militar e histórico para la filmación de la película "La muerte en las calles". En 1953 publica, estando en la Dirección General de Difusión del Ejército, "Manual de doctrina y organización nacional" y "Dos mundos, Norte y Sur". En el mismo año presenta en el Primer Congreso de Historia de Santiago del Estero, con motivo de la conmemoración del Cuarto Centenario de la fundación de dicha ciudad, los siguientes trabajos: "Contribución de Santiago del Estero a la Guerra de la independencia", "El problema estratégico de la Revolución de Mayo entre 1812 y 1814" y "Un héroe poco conocido en la gesta sanmartiniana". En 1953 concurre al Primer Festival Internacional Cinematográfico de Mar del Plata en representación del Ejército. En 1954 publica su quinto libro con el título de "Güemes, el guerrillero genial". Es designado para representar al Ejército en la Feria Internacional Argentino-Chilena en la ciudad de Mendoza.


En 1955 es nombrado representante del Ejército Argentino como miembro de la Junta Nacional de Museos y Monumentos Históricos y tiene el honor de recibir en custodia, hasta su restauración, las banderas históricas deterioradas por el incendio de los templos en junio de dicho año.


A lo largo de estos años, y apasionado estudioso de la historia, pero romántico y sensible, trata de llevar al cine hechos y pasajes de nuestro pasado. Entre estos guiones podemos citar: "A la sombra de los Andes", novela histórica sobre la vida de Pedro Vargas, un espía de San Martín; "Los tres sargentos", "Macacha Güemes", "Los centauros de la quebrada", etcétera.


La Revolución de setiembre de 1955 lo sorprende con una serie de obras terminadas y a punto de publicar como "Discursos patrióticos", recopilación de discursos pronunciados por él a lo largo de su carrera; "Páginas de historia", "Belgrano soldado intuitivo", "El visionario de la patria" (estudio biográfico de Belgrano), "El General Las Heras"; conferencias...


Alterna sus actividades profesionales con las artes; sus condiciones de pintor, escultor, poeta, repujador, aspectos menos conocidos de su rica personalidad, daban solaz a las intensas horas de su vida y, si algo le faltara para integrarse, la segunda y agitada etapa, que comienza a partir del 16 de setiembre de 1955, la dedicará con plena madurez y en la plenitud de sus facultades intelectuales, al estudio político y filosófico de la Doctrina Justicialista, por la cual lucha denodadamente, aún con riesgo de perder su carrera y la estabilidad de su hogar; esta etapa de su vida es la más productiva y trascendente.


El 21 de setiembre de 1955, al ser derrocado el gobierno peronista, decide dar por terminada su carrera militar, siguiendo el dictamen de su hombría de bien, que le impide avalar, con la conservación de su status militar, tanto el hecho de la revolución como los postulados con que se pretendía justificarla. ¡El tiempo daría por acertado su enjuiciamiento moral de aquella fecha! Al efecto envía tres telegramas: el primero, al Comandante en Jefe del Ejército, para solicitar su retiro; en el segundo explica las causas del pedido ("no estar de acuerdo con los postulados de la revolución"); el tercero va dirigido al presidente del Partido Peronista y en él solicita su afiliación. ¡En el momento en que tantos desertaban, él abordaba el barco para luchar y tratar de salvar lo salvable!


Inmediatamente toma contacto con los dirigentes políticos y gremiales del justicialismo y trata de entablar el diálogo con el gobierno, por intermedio del entonces Jefe de Estado Mayor Conjunto, general Aramburu. Al producirse el golpe de Estado de noviembre y ser proscrito el peronismo y perseguidos sus adictos, comienza para el coronel Gentiluomo lo que podría denominarse "etapa de conspiración". A mediados de diciembre, culminaba una reunión en la cual se trataban los últimos detalles de la contrarrevolución encabezada por él; pero es detenido a causa de la delación de un conjurado. A partir de este suceso, empieza para él su peregrinación por las cárceles del país: Policía de La Plata, barcos "Washington" y "París" en éste comienza una huelga de hambre, que se prolongó por 53 días y cuya finalidad era lograr una entrevista con el presidente de la Nación; Hospital Militar Central, Martín García, Penal Militar de las Fuerzas Atinadas (en Magdalena), Usuahia, Penitenciaría Nacional, Departamento de Policía, Cárcel de Caseros. Es juzgado y condenado a destitución, con dos años y cinco días de prisión, que da por cumplida el 23 de diciembre de 1957. Durante esos años de enclaustramiento y desde las diversas prisiones ha mantenido contactos fuera y ha ido perfeccionándose en el conocimiento de la doctrina justicialista. Envía cartas, consejos orientadores a quienes se han nucleado en torno a él y lo siguen, pese a su prisión. En 1957, y desde la cárcel publica el periódico "Pero. . . ¿qué dice el pueblo?", órgano de prensa desde el cual mantiene encendida la antorcha del justicialismo ortodoxo y de la línea dura, combatiendo al gobierno y haciendo sentir la voz de protesta de un pueblo injustamente silenciado, oprimido y perseguido.


En 1956, y desde la cárcel, se anota como alumno en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la ciudad de Buenos Aires y comienza a estudiar abogacía. Rinde varias materias, que aprueba con la calificación de sobresaliente; pero no puede continuar rindiendo, porque sus carceleros se lo impiden. ¡Una vejación más dentro del sistema de opresión que hubo de soportar!


Cumplida su primera condena, se lanza inmediatamente a la lucha activa. Llega así 1958 con las elecciones de febrero encaminadas a devolver al país su legalidad constitucional. A su juicio, el pacto peronista-frondizista es una farsa, y el movimiento mayoritario iba a sufrir una nueva traición. Por eso lo combate y propicia el voto en blanco, oponiéndose abiertamente a la orden de votar a Frondizi. Desde su periódico, en tribunas y por todos los medios a su alcance pide al pueblo que no se deje engañar y vote en blanco. Publica, al efecto, un trabajo titulado "La gran oportunidad", donde expone sus puntos de vista y da sus soluciones. En las elecciones se obtiene un millón de votos en blanco, fruto de su denodado esfuerzo y que demostraron que el pueblo no tenía los ojos vendados.


A mediados de 1958 funda el M.O.P.I. (Movimiento Ortodoxo Peronista Intransigente), que es un movimiento interno de orientación dentro del partido peronista y única fuerza organizada en esos momentos. A comienzos de 1959 es detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo, acusado de estar preparando un movimiento de agitación en ocasión de la visita del entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, general Eisenhower. Pasa tres meses en prisión y luego se ve obligado a abandonar el país. Por cuatro meses permanece en Montevideo; de nuevo en la Argentina y en enero de 1960 es detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo. El texto de la orden de arresto dice "Ser elemento peligroso para la estabilidad del gobierno". Está en prisión durante seis meses en el Regimiento 3 de Infantería. Puesto en libertad, opta por salir de la Argentina y se radica en Montevideo durante un año. En ese lapso prepara y publica un libro titulado "Y serán los pueblos", estudio filosófico y sociológico sobre el hombre y la doctrina justicialista.


A su regreso al país es nombrado miembro del Consejo Coordinador del Partido Peronista y durante el resto de 1961 dicta un ciclo de conferencias sobre aspectos doctrinarios en casi todas las ciudades del país. Durante 1962 continúa con sus actividades políticas y dictando conferencias sobre la Doctrina Justicialista. Paralelamente a esto, prosigue sus estudios de Derecho en la Facultad.


En 1963 participa activamente en la campaña política con motivo de las elecciones presidenciales y nuevamente, no estando de acuerdo con el pacto, se enrola en las filas del Partido de la Justicia Social junto con los doctores Leloir, Albrieu, Rocamora y otros. Al mismo tiempo y siempre ansioso de acrecentar sus conocimientos humanos, se anota como alumno regular en la Universidad Argentina de Ciencias Sociales en las disciplinas de Sociología y Ciencias Políticas.


El año 1964 marca quizá su retiro de la lucha activa para continuar su acción en el campo puramente doctrinario y filosófico. En 1965 sufre el golpe más tremendo de su vida al perder a su a compañera de treinta años, brutalmente asesinada por elementos pertenecientes al régimen que soporta el país. Si las cárceles, las vejaciones de todo color, los destierros y las traiciones no habían conseguido quebrarlo, esta desaparición lo quiebra moral y espiritualmente al perder su punto de apoyo y su fuente de energía. Desde ese momento se dedica exclusivamente a descubrir a los autores e instigadores de crimen tan horrendo e injustificado. Por desgracia, los intereses políticos en juego hacen que la justicia no pueda ser completa, ya que dan por cerrado el caso en uno de los autores materiales, y sus esfuerzos por presentar pruebas son sistemáticamente rechazados.


Durante dos años se encierra en sí mismo tratando de superar su quebranto moral y se dedica a actividades particulares escribiendo y montando programas de tipo cultural para radio, televisión y cine. En 1966 está a punto de filmar su película "Macacha Güemes", luego de haber conseguido el apoyo del gobierno de la provincia de Jujuy. Pero, al producirse la "Revolución Argentina" y cambiar los gobiernos provinciales, la filmación no llega a concretarse.


Hacia fines de 1968, luego de profundo y meditado análisis y debidamente documentado, comienza a dar forma a lo que habría de ser su obra póstuma: "Desafío a la Revolución Argentina", que termina en la segunda mitad de 1969. Desgraciadamente, la enfermedad que acabaría con su existencia, hace presa en él y lo obliga a permanecer durante seis meses internado, sufriendo física y moralmente al sentirse impotente para luchar contra la multiforme adversidad.


El cinco de junio de 1970, a la edad de 58 años, pierde su último combate. ¡Sólo la muerte pudo derrotarlo físicamente!


Desaparece así un hombre que supo vivir su vida con plenitud y que deja tras sí un valioso caudal de conocimientos y de realizaciones, cuya valoración queda librada a la crítica honesta de quienes aún tienen fe en la capacidad de los argentinos para gobernar a los argentinos con mente y espíritu de auténtica argentinidad... 

 

por Estela Alicia Gentiluomo de Lagier

jueves, 23 de febrero de 2023

Crónica de una tragedia anunciada

 



Lo que ayer sucedió en el Acceso Oeste, a la altura de Ituzaingó y Castelar, no solamente es grave de toda gravedad sino que es una tragedia multiplicada en los últimos 30 años de historia de nuestro país en los pueblos del interior profundo. 

Hace años que venimos denunciando a este modelo genocida y sus consecuencias atroces y dramáticas. Esta lucha la iniciaron los héroes del GRR (Grupo de Reflexión Rural) en los años '90 desde el mismo momento en que el gobierno menemista aprobó el modelo de transgénicos propuesto por Bunge y Born, de la mano de Mario Hirsch, y la continuamos cientos de almas solitarias que parecíamos ladrarle a la luna. 

Hoy sucede que la mano divina enojada nos enrostra el crimen organizado de la oligarquía politiquera nacional.

El kirchnerismo genocida llevó a la escalofriante cifra de 40 millones de hectáreas sojizadas en todo el país. En su derrotero demencial arrasó con el agua potable, los ecosistemas y el bosque nativo del que hizo desaparecer millones de hectáreas para favorecer a sus socios del mal: Grobocopatel, Mindlin, Werthein, Elzstain, Sigman...

Lo que ayer respiraron las poblaciones cercanas al derrame es lo que viene consumiendo, comiendo y bebiendo los pobladores de todo el país. Incluso en la comida que nos "brindan" desde los supermercados tiene impreso, en sus dorsos, que "este alimento puede contener derivados de soja". Soja rociada con eso que vio el país entero hacer una nube tóxica que llevó a miles de personas a los hospitales cercanos y cuyos efectos se llegaron a sentir hasta en Buenos Aires. 

La escalofriante cifra de niños internados en el Garrahan, los nacimientos deformes o monstruos, los abortos espontáneos y los paisajes yermos de nuestra Argentina profunda son testimonios fieles y palpables del país que, en nombre de lo nacional y popular, el progresismo siglo XXI, con sus cómplices de la falsa grieta opositora, supieron hacer para consolidar las bases de la neocolonialidad. 

Mientras Cristina Fernández decía, tiempo atrás, en una de sus infames cadenas nacionales que la soja era un yuyo y que Monsanto hacía "fertilizantes", a los que denunciaban la criminalidad del modelo los echaban de Universidades y los silenciaban (como a los compañeros del programa Horizonte Sur) de Radio Nacional en manos de la ex PRT ERP María Seoane. 

Hoy el destino quiso que a las poblaciones hacinadas del conurbano le cayera un poco de los que llevan soportando los pueblos de la Argentina profunda por los Vuelos de la Muerte de la Democracia fraudulenta.// Juan Imperial.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Cúmplense 50 años de la "Carta a mi Pueblo" del Teniente General Perón: "Mi misión es de paz y no de guerra."

 Carta "A mi Pueblo" (15 de noviembre de 1972) 



Escrito por Juan Domingo Perón. 


"A mi Pueblo"


Compañeros peronistas:


Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a mi alma ante la satisfacción de volver a ver de cerca a tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos, de una juventud maravillosa que, tomando nuestras banderas, para bien de la Patria, están decididos a llevarlas al triunfo.


También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país, después de dieciocho años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino perjudicar gravemente a la Nación. No seamos nosotros colaboradores de tan fatídica inspiración.


Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia.


El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse. La vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida'; pero, en momentos como los que nuestra Patria vive, esa lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.


Agotemos primero los módulos pacíficos, que para la violencia siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los beneficiarios. Que seamos nosotros, los peronistas, los que sepamos dar el mejor ejemplo de cordura.


Hasta pronto y un gran abrazo para todos.


Juan Domingo Perón


15 de noviembre de 1972


viernes, 22 de noviembre de 2019

Otro crimen de los mismos de siempre: Se cumplen 158 años de La Matanza de Cañada de Gómez

José Hernández: Uno de los sobrevivientes de La Matanza Cañada de Gómez junto con su hermano Rafael y Leandro Niscéforo Alem



Se conoce como la matanza de Cañada de Gómez para otros historiadores también como batalla de Cañada de Gómez a la incursión sorpresiva de tropas del ejército del Estado de Buenos Aires sobre unidades del ejército de la Confederación Argentina acantonadas en la zona de la localidad de Cañada de Gómez (provincia de Santa Fe), el 22 de noviembre de 1861.


Antecedentes

La batalla de Pavón, librada el 17 de setiembre de 1861, había marcado una victoria en el campo de batalla del ejército de la Confederación Argentina, pero una retirada de Urquiza que permitió al derrotado ejército del Estado de Buenos Aires, comandado por Mitre, que había retirado sus tropas hacia San Nicolás, rearmar sus fuerzas y avanzar sobre tierras santafesinas.

El avance mitrista comenzó más de 40 días después de Pavón. Las tropas del ejército de Buenos Aires comenzaron a moverse hacia Rosario limpiando la zona de todo hombre con edad de combatir.

La matanza

Mientas el general Mitre se internaba en la provincia de Santa Fe, el grueso del ejército confederado se encontraba al mando de Benjamín Virasoro en las proximidades de Cañada de Gómez, esperando un regreso de Urquiza que nunca llegaría.

Sobre la noche del 22 de noviembre de 1861, mientras las guarniciones federales dormían, las legiones del ejército unitario comandadas por Venancio Flores realizaron un ataque sorpresivo pasando a degüello a más 300 hombres.

Sobre los hechos, Juan Andrés Gelly y Obes ministro de Guerra del general Mitre le informó al gobernador delegado Manuel Ocampo:

El suceso de la Cañada de Gómez es uno de esos hechos de armas que aterrorizan al vencedor… esto es lo que le pasa al general Flores, y es por ello que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de 300 muertos, mientras que por nuestra parte sólo hemos tenido dos muertos… Este suceso es la segunda edición de [la matanza de] Villamayor, corregida y aumentada… Para disimular más la operación confiada al general Flores se le hizo incorporar toda la fuerza de caballería de la División de Córdoba enemiga.


Los que no sucumbieron durante esa noche fueron incorporados al ejército mitrista, pero desertaron en la primera ocasión. Por lo tanto en adelante ya no habría más incorporaciones forzosas, sino que todos los prisioneros federales serían degollados.

Algunos de los que salvaron sus vidas

Entre los federales que salvaron su vida el día de la matanza se encontraban:
José Hernández (1834-1886), que sería el autor del Martín Fierro (1872).
Rafael Hérnández (1840-1903), quien sería fundador de la Universidad Nacional de La Plata (1889).
Leandro N. Alem (1842-1896), quien fundaría la Unión Cívica Radical (1891)


¡GLORIA Y HONOR A LOS MÁRTIRES DE LA MATANZA DE CAÑADA DE GÓMEZ!

viernes, 30 de agosto de 2019

Se cumplen 53 años de esta carta de Perón al Doctor Carlos Disandro





Carta al Dr. Carlos A. Disandro 30 de agosto de 1966

Escrito por Juan Domingo Perón.

Madrid, 30 de agosto de 1966

Señor Dr. D. Carlos A. Disandro

LA PLATA

Mi querido compañero:

He recibido su carta del 2 de agosto pasado que contesto pidiéndole en primer término disculpas por mi tardanza en hacerlo debido a que me llegó ya con retardo la suya y coincidió con un corto viaje que hiciera yo por el norte de España escapando al calor de Madrid en agosto.

He estudiado detenidamente su trabajo sobre los últimos acontecimientos en la Argentina, intitulado "La estrategia de un Poder Sinárquico" y lo encuentro excelente desde todos los puntos de vista en que lo he analizado. Hace ya mucho tiempo yo vengo también propalando hacia todos los rumbos, la existencia de una confabulación de todas las fuerzas internacionales que vienen actuando negativamente para los móviles que perseguimos y que persigue el mundo que pretende liberarse. En efecto, ya publiqué un trabajo que Usted debe conocer sobre la situación argentina en el que me ocupo especialmente del "Tercer Mundo", consecuencia de la "Tercera Posición" anunciada por nosotros hace ya más de veinte años. En ese trabajo menciono a tales fuerzas que, aparentemente contrapuestas, trabajan de consuno con móviles de dominio por las "Grandes Internacionales" que vienen trabajando desde hace más de treinta años.

Tales fuerzas son para mí: el marxismo y el capitalismo que, en apariencia se disputan el predominio, pero en la realidad marchan estrechamente unidas y con designios comunes. Basta para ello verlos en 1938 cuando terceros en discordia (Alemania e Italia) aparecen en el mundo opuestos a tales designios y cómo en 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, en la famosa Conferencia de Yalta, se reparten el mundo para su explotación y dominio. No es menos aleccionador que a estas dos Grandes Internacionales de entonces, aparezcan unidas el sionismo, la masonería y partes de la Iglesia Católica. En el caso nuestro de 1955, no ha sido menos elocuente la unión de estas cinco internacionales contra el Justicialismo, como fuerzas ocultas de la revolución.

Su excelente trabajo, profundiza el análisis y penetra profundamente en el problema argentino, sometido a la estrategia de un poder sinárquico, que conectado con las "Grandes Internacionales" se ha venido extendiendo desde 1955 y que, en la actualidad, demuestra que esta dictadura militar no es nada nuevo ni original como algunos pretenden, sino la continuidad gorila del golpe de estado de 1955 quizá con otras formas, pero con idénticos objetivos y designios. Como todo esto me ha resultado muy interesante, le he pedido a Jorge Antonio que le haga llegar la invitación para viajar a Madrid porque de esta manera podríamos conversar y acordar trabajos en común con el Comando Superior Peronista y la Junta Coordinadora Nacional, muy beneficiosos para el Movimiento.

Esperando tener el placer de charlar en Madrid, no deseo alargar esta carta que le remito por intermedio del Doctor Michelini para más seguridad o por si cuando ella llega Usted está ya en viaje.

Un gran abrazo.

Juan Domingo Perón

sábado, 29 de junio de 2019

Hace 63 años Perón le escribía al Doctor Rafael Barrera




Carta al Dr. Rafael Barrera 29 de junio de 1956

Escrito por Juan Domingo Perón.

Colón, 29 de junio de 1956

Al Dr. Rafael Barrera Arrieta.

Méjico D.F.

Mi distinguido amigo:

Le adjunto dos "papelitos" por si le pueden servir de algo; son hechos por nuestros organismos en Méjico que han comenzado a trabajar de firme (en particular la filial de Atlas allí, que inspira el incansable dirigente Morrones).

Me he mudado nuevamente a Colón, porque aquí estoy más tranquilo y aún más seguro. Tango muy buenos amigos, y todos me conocen y me quieren. Mi domicilio es calle 9 Nro. 10095, pero si Usted prefiere me puede escribir a cualquier nombre (el que se le ocurra) al Apartado Nro. 692, Ciudad de Colón, República de Panamá.

Hay un sinnúmero de versiones pintorescas sobre viajes míos a Colombia. Dicen que a través de un amigo mío, libanés, he comprado una casa en Cali. Me gustarían dos cosas: tener una casa-quinta y poder vivir en Cali, pero desgraciadamente es todo mentira. Ni tengo el amigo libanés, ni compré casaquinta, ni puedo vivir en Cali. Tampoco pienso trasladarme a Colombia, aunque me sentiría muy honrado de poder hacerlo. Nuevamente, muchas gracias por todo.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan D. Perón.

martes, 25 de junio de 2019

Jorge Rulli y su recuerdo de Rodolfo Kusch a 97 años de su natalicio




En memoria de Rodolfo G. Kusch

Por Jorge Rulli

Me enteré de la muerte de Rodolfo G. Kusch por un trozo de diario viejo con el que tropecé volviendo del recreo, en el Penal U9 de La Plata, donde desde hacía un año, en tres metros cuadrados, convivía yo con un compañero de celda trastornado. No tuve con quién llorar mi dolor ese día sino con el pobre loco que se balanceaba en su camastro murmurando sonsonetes indescifrables. Había llegado yo a lo hondo de esa indigencia del existir que Kusch describía en su obra. Había conocido todos los horrores y los espantos del Poder desnudo, que no es sino la otra cara del racionalismo europeo trasplantado. En la miseria de mi pobre condición humana, el cuerpo torturado y el uniforme hediondo, había hecho ese periplo atroz del indio americano, desde la incertidumbre y el desasosiego de la existencia hacia la propia conciencia, hacia el sí mismo, hacia la luz y el redescubrimiento de los dioses que desde lo alto guían los caminos de América.

El 30 de setiembre de 1979 Rodolfo Kusch murió en Buenos Aires. Fue el más grande pensador vivo que tuvo en la década del setenta el Movimiento Nacional. Lamentablemente, no muchos pudieron abrevar en su inagotable vena filosófica. Su relativa soledad se debió a falsos mitos sobre la idea del progreso y del desarrollo, que sedujeron a una generación. La juventud fue arrebatada por las grandes utopías, pero ellas se cubrían de ropajes “occidentalizados”. Y en la hora de los hornos, bajo la más feroz de las dictaduras militares, cuando en el dolor y en el horror nos reencontramos, reencontramos también ya sin soberbia, a nuestra despojada humanidad, nuestro profundo desasosiego, nuestra angustia por nosotros y por el país. Entonces sí, el pensamiento de ese gigante que fue Kusch se nos hizo a todos imprescindible. Pero Kusch ya no estaba, al menos físicamente, también a él lo arrastró la tormenta.

En 1976 fue expulsado de sus cátedras en la Universidad de Salta. Luego de haber estado en la mira de la pequeña burguesía radicalizada a la que criticó sin arredrarse ante amenazas, pasó a ser un enemigo para esa otra pequeña burguesía militarizada, que probó su eficiencia en la irracionalidad de los campos de exterminio y en el “orden” que impuso en las calles a sangre y fuego. Y allá fue Kusch. Exiliado en su propia tierra como tantos otros, en busca de nuevos y antiguos horizontes, a la frontera donde el país se hace América, a Maimará, en la Quebrada de Humahuaca. Allí el filósofo conversó con su vecino Juan Mamaní, y con esos hombres pequeños y tiernos, vencedores del tiempo, hombres de heridas ancestrales, de coplas y bagualas desgarradas. Entre ellos el pensador hizo más sólidas sus convicciones : la cultura es una cuestión de tripas. Viejo andariego del altiplano, Kusch se hizo uno más entre la gente, asimilado a sus costumbres y a sus modos de ser :”Ahí comprendemos que vivir no consiste sólo en tener cosas”. Su reflexión se enriqueció en la entraña de América, y su pensamiento ahondó en el drama de ese hombre indigente ante la existencia, pero capaz de alcanzar el equilibrio con lo sagrado.

Kusch tuvo la lucidez de comprender que un pensamiento americano no podía gestarse a partir de las filosofías europeas, sino a partir del pensamiento popular mismo, pensamiento al que estudió y auscultó con fervorosa atención : desde su teatro de los años cuarenta en el que avizoraba para América una estética del espanto y de lo tenebroso que cerraba el ajuste de la transición hacia la luz ; hasta sus estudios de las culturas indígenas llevados a cabo en arduos caminares por México, Perú y Bolivia. Supo ver que ese sustrato indígena pervivía en el hombre urbano, y supo también exponer ese inexcusable mestizaje de lo americano en libros que serán siempre obras de renovada iniciación para todos los que hayan hecho una opción por América : La ciudad mestiza, Seducción de la barbarie, América profunda, El pensamiento indígena y popular en América, Geocultura del hombre americano, Esbozo de una antropología filosófica americana, y La negación en el pensamiento popular.

Dice un proverbio oriental que al maestro no se lo busca: se lo encuentra. De esa forma conocí a Kusch, en medio de la militancia de aquellos años. Fui una noche a su departamento de la calle Cangallo. Y entre mucha gente que llenaba la casa dándole al locro y al vino, supe que había encontrado un camino donde volcar la pasión de una búsqueda. Desde aquel encuentro acunamos muchos sueños, muchos planes locos ; corrimos aventuras intelectuales y de las otras. En el 75, año de repliegue y extravíos del proceso revolucionario, me fui a Salta para estar cerca del maestro y del amigo. Buscábamos, aquella frontera que nos renovara las fuerzas, la fe y el entusiasmo. Muchas veces fui a ver morir los días en Maimará y a conversar con él sobre ese amanecer americano.